Los seres humanos han enviado personas al espacio desde 1961, pero aún no sabemos del todo, como reacciona nuestro cerebro a los olores en espacios cerrados.
Sabemos cómo los viajes espaciales y la ingravidez afectan otras partes del cuerpo, como los músculos y los huesos.
Por eso, los astronautas toman muchas precauciones, como el entrenamiento con pesas, para asegurarse que esas partes de su cuerpo no se adapten a la vida espacial y regresar sin dificultades para aclimatarse a la Tierra.
Recién comenzamos a aprender cómo cambian los cerebros en el espacio y como afectan estos cambios una vez que regresan a casa.
Partes del cerebro como el cerebelo y la corteza motora ayudan, por ejemplo a movernos, a como decirle a la pierna que dé un paso adelante. Puede que no sea una sorpresa que la ingravidez pueda estar afectando esas áreas y la movilidad de los astronautas.
Y nuestro cerebro ¿Cómo responde a los olores en espacios cerrados y de ingravidez?
¿Es posible oler realmente en el espacio sin morir horriblemente?
Cuando los astronautas regresan de sus misiones en el espacio, a sus espacios pequeños, muchos han informado acerca de un olor muy característico exactamente en ese momento.
Las teorías son diversas sobre la causa de ese olor: desde el equipo que opera la esclusa, hasta las interacciones entre las partículas y los trajes espaciales, se lo ha denominado: EL OLOR DEL ESPACIO EXTERIOR.
Las personas de estas misiones espaciales han indicado que el espacio huele a metal caliente y a carne chamuscada.
El astronauta Thomas Jones dijo que «tiene un claro olor a ozono, un ligero olor acre… un poco como a pólvora, sulfuroso». Tony Antonelli, otro caminante espacial, dijo que el espacio «definitivamente tiene un olor diferente a todo lo demás».
“La mejor descripción que se me ocurre es una sensación metálica dulce bastante agradable. Me recordó a mis días en los que trabajé durante muchas horas con un soplete de arco para reparar equipos pesados para una pequeña empresa maderera. Recuerdos agradables y dulces humos de la soldadura. Ese es el olor del espacio.”
Los recuerdos que nos dejan los olores y fragancias son inolvidables y por lo general están asociados a experiencias sin mucha relevancia, aparentemente banales, pero que se despojan desde los abismos de nuestra mente proyectando esas imágenes difíciles de describir, pero que cobran vida gracias a los olores y fragancias.
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